Debió ser la ballena, que al tragarme fulminó mis esperanzas de luchar por esta fuerza.
Debió ser
la Marea, que me ahogó hasta dejarme la
piel cuarteada, con la miel de tus labios por mi cuerpo desollado.
Debió ser Marte, que encendió las pupilas de quien mira tu sonrisa.
Debió ser Venus, y sus curvas.
No sé que fue… pero tengo el corazón desenfrenado si te toco, mientras tu rodilla lo ausculta sin permiso y tus dedos palpan el temblor de lo inconfesable, a oscuras.
Tres noches a tu lado y una vida sin sentido desde ahora.
“Fue bonito mientras duró” y yo me niego a cumplir las normas. Quiero morderte el labio y acariciar tu pelo si te acercas. Quiero… querer y no puedo. Y grito, y lloro, y golpeo este teclado sin consuelo alguno por tu ausencia.
Ausencia en todo siento.No sé cuánto aguantaré.
Ni siquiera creo que tenga fuerza para combatirlo.